Noticias del viaje a Kenia y creatividad para donar

Acogieron y despidieron a su padre

Me recogieron en el aeropuerto Sister Carol y un nutrido grupo de niños de Kwetu Home of Peace. Venían de Ruai, la casa grande, donde ahora mismo están 67 niños rescatados de la calle que van a la escuela.

Autosuficiencia: corte de pelo radical

Tras dormir un rato comenzó el trabajo. Me llevó Sister Carol con una nube de niños (era sábado: sin clases) a ver las instalaciones. En Ruai hemos ayudado mucho desde Karibu Sana. Primero, poniendo dinero para reorganizar las habitaciones y hacerlas mucho más amables. Los dormitorios están ahora organizados siguiendo las edades de los niños (desde los 7 hasta los 16) de forma que estén en grupos coherentes. Cada uno de los dormitorios (unas cuantas literas, además de armarios para las pocas pertenencias de los chicos) ha sido decorado con diferentes colores.

Jugando en la granja de Kwetu
Jugando en la granja

También hemos colaborado en la reparación de los baños. La fosa séptica estaba llena, y mal diseñada, y necesitaban una reparación urgente. Es la primera de mis visitas en que aquello no huele…, y solo eso ha sido maravilloso.

Todo simpatía

Nuestra principal inversión en Ruai es la granja. Tienen terreno, que pertenece a la Archidiócesis, pero estaba mal aprovechado. Además el suelo no es bueno (una tierra negra que es demasiado salada) y la sequía es una amenaza constante. Contratamos a un ingeniero agrónomo (Elphas) y el plan en marcha ya ha conseguido levantar seis invernaderos, están construyendo un nuevo establo para las vacas de leche, han comprado tierra más apta para el cultivo (red soil), se ha instalado un sistema de riego por goteo, se han trasladado unos tanques de agua además de los que compremos, etc. Elphas es eficaz: va consiguiendo ahorrar algo de todas las partidas. Sister Carol, por su parte, lleva un buen control de los dineros de la granja. En principio en septiembre aparecerá la primera cosecha importante de tomates, y ya venden leche al vecindario. El siguiente objetivo es conseguir fondos (no de Karibu Sana) para desalar el agua y usarla ellos y venderla económica a los vecinos. También quieren hacer crecer su dispensario médico: los sueños no faltan.

Elphas y Sister Carol: la granja nos hará sostenibles

Y los niños de Kwetu están que se salen: cariñosos, aplicados en su estudio, con ganas de mejorar su vida. ¿Sabéis que el 100% de los que ayudamos a continuar sus estudios en internados sigue en el colegio? Antes, cuando al acabar en Kwetu volvían a casa, hasta un 70% regresaba a la calle por culpa de la pobreza y violencia estructural en sus familias. Son niños maravillosos y algunos de ellos han estado más de dos años viviendo en la calle, con todo lo que eso supone.

Domingo: a misa entre el barro a las 6,45 am

¿Seguimos ayudándoles?

Eso es lo que piensa mucha gente. Os cuento las últimas donaciones, todas de esta semana (¡lamentablemente no todas las semanas son siempre así!). Ya veréis cómo las donaciones pueden ser creativas.

  • Jaime, de 9 años, pidió por su Primera Comunión dinero para Karibu Sana. La única excepción fue su madrina. El resto de invitados (familiares, amigos…) escucharon su llamada. Nos envía 860 €. Además hizo un día espléndido y él estaba encantado con su traje de marinero y la ocasión de Comulgar dándolo todo.
  • La Compañía de Lucía, ese grupo de teatro amateur que hizo cuatro representaciones pensando en Karibu Sana, nos ha enviado la recaudación. Son todos estudiantes, becarios en sus primeros trabajos con sueldos de becarios, soñadores…, y nos han enviado 1.500€: ¡qué generosos!
  • Un sacerdote del País Vasco se va a marchar de misionero a un país de África que no es Kenia. Escuchó a Sister Carol hace dos semanas hablando de Kwetu y nos ha enviado 500€ para colaborar con estos niños de la calle.
  • Un colegio de Asturias, Peñamayor, decidió que lo que recolectaran por bebidas y comidas en su Fiesta de Fin de Curso vendría para Nairobi. Nos envían 680 euros.
  • Una particular me dio dinero para el viaje. Se ha transformado en zapatos, mochilas, botas de agua, sonrisas… y ahorro para seguir pagando colegios. Fueron 1.000€.
  • Me acaba de comunicar una familia que nos hacen su aportación anual de 300€, ganada con el sudor de sus pleitos pues tanto ella como él son abogados.
  • Mi amigo Rafa ha organizado un Concurso de Paellas Solidario en Vallecas. Tiene lugar mañana. Lo que recauden será para Karibu Sana. Además nos pondremos ‘morados’ en esa competición de arroces (prometo no cocinar…).
  • He ido a ver a mi médico de cabecera y se ha quedado con una tarjeta de Karibu Sana…
  • Sobre todo, vuestras aportaciones mensuales, nos sirven para que nuestros 153 alumnos y alumnas puedan seguir yendo a clase. En el viaje he visto a muchos que han estado ya tres años con nosotros: no solo han dado el estirón, sino que realmente hemos hecho una diferencia maravillosa en sus vidas. ¡Y nos queda tanto por hacer! Estos niños, que parecían estar a la espalda del mundo, gracias a ti tienen buenas razones para la esperanza.

La semana que viene cuento más.

Cuando te regalan 67 pares de botas de agua…

Formas de hacer voluntariado en Kenia

Una la ofrecía Javier, con su dulce voz de niño de 9 años sonando al otro lado del teléfono: «Quiero ayudar a Karibu Sana, pero tendrás que esperar un poco. Hasta la segunda semana de mayo no hago mi Primera Comunión. Pero cuenta con mis regalos. ¿Vale?».

Otra llegaba de un antiguo alumno y de su novia. Ella becaria de doctorado en una universidad, él abriéndose paso en las procelosas empresas de consultoría, han decidido dejar parte de sus todavía magros sueldos en cuidar de los estudios de una niña en los slums de Nairobi.

Y otra de una persona que me contaba con congoja que acababan de vender una casita de campo (el ‘chalet en la sierra’), donde había disfrutado tanto viendo crecer a sus hijos, y había decidido desviar una parte de lo obtenido para cubrir el esfuerzo de educar a un amplio número de pequeños: «Me gusta la idea de que el lugar que hizo tan feliz a mis hijos pueda ahora hacer feliz a otros niños», decía en su carta.

Damian, de Kwetu

Algo similar ha sucedido con unos cuantos amigos que se han decidido a regalarme por mi cumpleaños lo que pudieran rascar de sus bolsillos. O con ese matrimonio que ya se encargaba de dos niños y han decidido hacer un esfuerzo para acoger a un tercero.

Todo son maravillosas formas de voluntariado en Kenia.

152 veces 1, y una sorpresa

Pedí a Michael Babu que me mandara la lista actualizada de niños y niñas a los que llevamos al colegio, pues andaba un poco perdido. Lo hizo, como siempre, con atención al detalle, y nos salen estas cifras (que me dan un escalofrío de responsabilidad).

152 veces 1: ¡vaya bendición!

Llevamos al colegio a 122 niños y niñas que viven con sus padres. De estos, son 25 los que van a boarding schools, internados. Como ya he contado varias veces, ir a un internado conlleva que les sacamos del slum (chabolas), y por primera vez en su vida viven en una habitación decente. Además se aseguran ambiente de estudio, luz eléctrica, seguridad (especialmente las chicas), tres comidas al día, amigos… Cada uno de ellos viene a necesitar unos 900 euros al año. No es mucho, pero para 25 ya es una cifra respetable. Los otros 97 van a escuelas de día y viven con sus familias en el slum o en el campo. Según vayan llegando a la adolescencia irán pidiendo, y necesitando, el paso a boarding school.

Tenemos también a 30 que provienen de Kwetu Home of Peace, la iniciativa que rescata y reinserta niños de la calle. Hace 18 meses me comentó la directora, Sister Carol, que habían descubierto que en torno a un 70% de los que acababan el programa volvían a la calle. La razón, que en sus familias seguía el mismo ambiente de violencia o de hambre. Entonces no ayudábamos a ninguno de esos niños. Ahora son un número elevado, todos en boarding school. Con esfuerzo (hemos vuelto a tener que rescatar a 3 de ellos), el 100% de los que llevamos al colegio siguen educándose y no en la calle. Ahora bien, el número de los que terminan en Kwetu cada año ronda los 20/30 muchachos: nos queda mucho margen de cosas por hacer.

¿La sorpresa? Acabo de terminar la redacción de un libro sobre los orígenes de Karibu Sana. Creo que ha quedado muy bien. Lo mismo me dicen las pocas personas que lo ha leído. Quiero que todo lo que se pueda sacar de él vaya destinado al proyecto. Aunque es un proceso todavía en camino, sé que encontraremos editorial: un agente literario –Marta– me ayuda en ello. Iré contando.

Y mi querida amiga Carmela me regaló una caja de moscovitas de Oviedo: los tomaré a la salud de Karibu Sana, de estos 152, de todos vosotros.

Los ‘moscovitas’, que vinieron acompañado de un poema