El pasado sábado 12 de junio tuvo lugar en Blue Padel Rivas una quedada de pádel en la que los 48 participantes pudieron ejercitarse en el uso de la raqueta a la vez que conocían el Proyecto Karibu Sana. Como ya indicamos, lo hacían por un objetivo concreto: financiar la compra de paneles solares para un centro de rescate de niñas de la calle en Kitengela, cerca de Nairobi. Javier Aranguren aprovechó para acercarse por allí y contar de primera mano cómo se está realizando nuestro sueño africano. A pesar del calor (los 35º secos de Madrid acompañaron la quedada) el encuentro fue fantástico, y acabó entre cervezas, mascarillas y premios. ¿Alguien dijo que la ayuda está reñida con la diversión? Estamos convencidos de que con un poco de deporte va a mejorar muchísimo la vida de unas niñas.
Hemos comprado las camas, colchones, menaje…, de Dorothea Centre, que servirá para rescatar niñas de la calle. Tienen 40 plazas.
La monja que se encarga, Sister Carol, nos ha sugerido que nos encargamos también de los paneles solares que les darán energía. Ni cortos ni perezosos, Gabriel y Dafne, dos socios de Karibu Sana, han organizado un campeonato de pádel en Rivas Vaciamadrid. No sé si serás campeón de ese deporte casi de raqueta, pero la iniciativa es fantástica.
¡Buena semana!
Javier
P.D: Gracias a los patrocinadores del evento: Blue Padel Rivas, IB Wellness, Bon Lar, Padelzoom, Cofincas, IEPP, Ortecar y External Solutio
Hace unas semanas salí en un programa de RTVE («Últimas preguntas», en La 2) hablando de mi experiencia con el coronavirus. Fue una entrevista larga, en la que hablé de mi enfermedad. Al final, sin yo esperarlo, la entrevistadora me preguntaba cómo se podía conseguir un texto en el que yo narraba mi experiencia. Se me ocurrió sobre la marcha sugerir que quien quisiera mi relato me escribiera a través del correo electrónico que se indica en la web de Karibu Sana. ¡Me han escrito unas 450 personas diferentes! Y eso significa, en relación con nuestro proyecto, que todas esas personas han visitado la web, que para todas era una iniciativa nueva, que a muchos de esos visitantes le ha encantado la iniciativa, y que un buen número de ellos se ha decidido a echarnos una mano de forma puntual o de forma recurrente.
En Kenia se preparan para volver a clase tras largos meses de parada por el covid. Cerraron los colegios en marzo, abrirán de nuevo el 4 de enero. Algunos alumnos (los de 8º y los del último año de instituto) llevan en clase desde noviembre, pues preparan sus exámenes para pasar de un ciclo a otro (la selectividad keniana). Eso suele generar muchos nervios, porque son exámenes difíciles. En concreto, en las universidades públicas hay 70.000 plazas y terminan el colegio unos 500.000 estudiantes. Y compiten con los candidatos de colegios con recursos, o con los que tienen un lugar adecuado para estudiar, etc. Aún así, la ilusión de estos chicos es impresionante. A veces hablo con algunos y algunas por WhatsApp y me cuentan con orgullo de sus esfuerzos.
Me escribió Sister Lucy. Es una monja de Eldoret (otra ciudad de Kenia) que cuida de niños y niñas en una situación de miseria desgarradora. Llevan desde octubre de 2020 comiendo gracias a nosotros, y en enero se incorporan al colegio. Me mandó carta de todos ellos. En total, 22.
La carta de Bernard
El libro ‘Cien pares de zapatos’ va viento en popa. En breve saldrá la segunda parte de mi entrevista en La 2, dedicada al libro y a Karibu Sana. Lo he presentado en la Universidad francisco de Vitoria y, en la medida en que la pandemia nos deje, lo iré presentando en más lugares: prometo avisar.
Un fuerte abrazo de parte de nuestros 327 niñas y niños ilusionados por aprender.
La crisis del Covid-19 ni está resultando sencilla ni breve. Lo que para nosotros ya es un esfuerzo y una contradicción, en un país como Kenia es un problema muy serio. Necesitan un factor de suerte (Luck) y nuestros beneficiarios no dudan de que esta les ha llegado por nosotros.
La situación
Imaginaos una vida en la que el ahorro es imposible, donde se pretende que te confines en una chabola de 10 metros cuadrados que compartes con seis personas, en la que la economía se ha paralizado y hay serias dificultades para hacer una comida al día.
Imaginaos un país que cerró los colegios en marzo (el curso empieza en enero) y no tiene posibilidad de aprendizaje on-line y el ministerio ha decidido retomar la educación en enero, suponiendo eso que todos los niños van a repetir curso en 2021.
«¿Cuándo podré volver a clase, estar segura?», pregunta Diana.
Un lugar en el que muchos niños usaban el internado como refugio ante el caos y la pobreza familiar y estando este cerrado están en riesgo de volver a vivir en la calle. En el que hablas con una adolescente de 15 años y te comparte sus ganas de estudiar y su miedo a quedarse embarazada por el peligroso ambiente propio de los ‘slums’ o barrios de chabolas.
¿Qué estamos haciendo desde Karibu Sana?
Hemos recibido una carta de agradecimiento de Destiny Junior, un colegio del slum de Mathare (podéis saber de las condiciones de este sitio en un reportaje de El País que encontraréis aquí) al que financiamos el alquiler del local durante los meses de pandemia, pues están sin ingreso alguno. En ese slum han cerrado 30 colegios, así como 26 en el slum de Huruma, y muchos más en todos estos asentamientos informales, dejando en la calle cada uno de ellos a más de 200 alumnos. En Destiny Junior financiamos a 60 chicos y chicas y no podíamos dejarles sin escuela.
Carta de agradecimiento de Destiny Junior
Lo mismo tratamos de hacer con Desert Streams y con Transform School en Kibera, dos colegios con los que llevamos años de relación, que lo hacen muy bien para los medios que tienen, y a los que estamos apoyando para que puedan pagar algún sueldo a los profesores en estos tiempos en los que no tienen ingresos porque no tienen alumnos..
Hemos recibido casi 12.000€ del Banco de Sabadell. Con ellos, y 9.000 más que ponemos desde Karibu Sana (una persona donó específicamente para este fin), emprendemos la ampliación de un dispensario médico que atienden en Kwetu Home of Peace (las monjas que rescatan niños de la calle) en Ruai, una zona rural cercana a Nairobi. Con la ampliación podrán atender a embarazadas, partos y pediatría de las familias locales, para las que es tan complicado asistir a un hospital. Eso permitirá aumentar los ingresos (y la auto sostenibilidad) de Kwetu.
Hemos aceptado a 27 nuevos candidatos a becas escolares. Con eso ya tenemos 324, lo que supondrá en 2021 un coste de unos 85.000€ que saldrán de la generosidad de tantos.
A MJ, que solo habla kswahili, le encanta poner caras
Mientras, son varios los niños y familias que me escriben con frecuencia, casi siempre a través de WhatsApp. Siempre es conmovedor ver su alegría y la enorme ilusión que ponen cada día por aprovechar la oportunidad que han recibido. Así me lo dice casi a diario Víctor, el primero, ya con 17 años y casi 5 de ellos bajo el paraguas de Karibu Sana. «Está siendo un camino largo, y yo todavía me encuentro en la senda hacia el éxito. Un ganador es alguien que sueña y que no se rinde», dice el sentencioso muchacho. Lucky boy!, Lucky Luke!
Y un regalo
Una última noticia: me escribía el otro día una persona para contarme que su hija, que hará la Primera Comunión en septiembre, había decidido pedir como regalo dinero para Karibu Sana. Un año más se produce este milagro de generosidad.
Mathare es uno de los múltiples slums (barrios de chabolas) de Nairobi. Situado en el este de la ciudad, ocupa 4 kilómetros cuadrados y tiene unos 700.000 habitantes. Lógicamente, las condiciones de vida allí son de poco más que de supervivencia: congestión, paro, crimen, prostitución, etc.
Siguiendo las consecuencias del tribalismo keniano, las distintas tribus (kikuyu, luo, luya…) apenas se mezclan entre ellas. Se carece de agua corriente, de carreteras que permitan servicios de emergencia (bomberos, ambulancias). Como en otros slums, las viviendas se construyen con barro, madera y metal.
El dédalo de callejas en Mathare
EducÁfrica
Aquí empezó a trabajar EducÁfrica, una ONG chilena que busca brindar oportunidades a niños que viven en situación de extrema vulnerabilidad en el continente africano, a través del apadrinamiento integral de proyectos educativos. Han trabajado durante cinco años en Mathare, haciendo lo mismo que Karibu Sana: identificando a niños en una situación extrema de vulnerabilidad y financiando su educación.
En estos momentos atienden a 44 alumnos (y alumnas) de Secundaria. Cada uno de ellos necesita 25.000 chelines kenianos para pagar su matrícula, es decir, unos 220 euros por todo un año de escolaridad (clases, comida, seguridad, educación…). Atienden también a 60 niños y niñas de Primaria. La matrícula de estos (niños entre 6 y 14 años) es de 13.500 chelines kenianos al año, es decir, 120 euros anuales (¡10 euros mensuales!).
104 alumnos más
El coste total de la atención a los 104 alumnos asciende a 9.680 euros los alumnos de secundaria y 7.200 euros los de primaria. Los dos grupos juntos, 16.880 euros anuales.
EducAfrica, como Karibu Sana, cuenta como socio local (la entidad que controla que el gasto se hace correctamente, y que los niños van a la escuela y se benefician de la ayuda) con el departamento de Cooperación Social de Strathmore University. La gestión es eficaz y transparente.
Pero hay un problema: Chile, país en el que está EducAfrica, está pasando por una fuerte crisis social, y las donaciones para este proyecto han bajado mucho. Han conseguido pagar el primer trimestre de este curso (enero–marzo), pero son conscientes de las grandes dificultades que tienen para poder seguir pagando esas matrículas. Desde Strathmore han compartido esta inquietud con Karibu Sana. Y vemos muy claro que, en la medida de los posible, ninguno de estos alumnos debería quedarse sin escuela (en Mathare solo hay tres colegios nacionales o públicos para unos 70.000 estudiantes; si no se paga el colegio al que asisten, sencillamente se les deja en la calle. Y la calle, en un slum, no es una opción para un menor de edad).
Mapa de los slums de Nairobi
Posibles donantes
Total, que hemos empezado a movernos para buscar apoyo a este nuevo proyecto que se une a los 200 niños y niñas a los que atendemos en la actualidad. Y, de nuevo, las oportunidades han ido apareciendo:
Hace dos días nos llamaron desde una plataforma de ayudas al desarrollo. Una firma de abogados se había dirigido a ellos en busca de un proyecto de ayuda relacionado con la educación, y ellos pensaron en Karibu Sana. Podrían aportar entre 3.000 y 5.000 euros;
Ayer mismo un gran amigo me contaba que le habían ido bien las cosas con una venta, y que sentía la necesidad de ayudar más a los necesitados. Él y su familia ya son miembros activos de Karibu Sana, pero pensaba que este proyecto de Mathare (que le contaba yo mientras comíamos) sería perfecto para aumentar su colaboración, y hablaba de otros 5.000 euros;
Por otro lado, los nuevos socios promotores de Karibu Sana (Miguel Camarena Salud y el Instituto Europeo de Psicología Positiva) están atrayendo a nuevos donantes que harán posible que estos niños, y tantos otros, sigan adelante con su educación, a pesar de las dificultades, a pesar de los problemas.
Hacía tiempo que no os escribía, y todas las noticias son buenas.
La primera,
que en breve os pasaré un informe económico de 2019. Está preparado pero lo estamos poniendo bonito. Ha sido un año fantástico para Karibu Sana. Hemos hecho algunas inversiones interesantes (sobre todo la granja para Kwetu Home of Peace) y cubierto la educación de muchos niños. Y los donativos han sido muy generosos.
Samuel. El año pasado lo re-rescatamos de la calle. Va muy bien
La segunda,
que el año recién empezado pinta muy bien. En parte porque hemos llegado a los 200 niños y niñas en la escuela. Y porque muchos de ellos llevan ya tres o cuatro años con nosotros, y todo eso está teniendo una eficacia tremenda. Estáis cambiando a mejor la vida de muchos niños, y con eso las de sus familias y su futuro.
William, también re-rescatado. Feliz y estudiando
La tercera,
que acaban de pasar una semana en Nairobi Miguel Camarena (de Miguel Camarena Salud) y Gabriel Coll (Ceo del Instituto Europeo de Psicología Positiva), dos amigos a los que he conocido a través de Karibu Sana. Han ido a conocer Kwetu, Strathmore, Desert Streams…, y algunos de los niños a los que ayudamos. Los dos trabajan mucho en redes sociales (Miguel tiene más de 170.000 seguidores en Instagram: búscalo) y una inmensa sensibilidad social. Con su ayuda, su saber hacer en redes, vamos a dar una gran visibilidad al Proyecto Karibu Sana que va a significar un incremento en el número de donantes y un gran crecimiento en el número de beneficiarios. Tendremos reuniones con ambos y espero que eso sirva para dar un gran empujón. Aquí podéis ver uno de sus vídeos del viaje.
La cuarta,
vía WhatsApp he mantenido durante las navidades muchas conversaciones con algunos de nuestros beneficiarios, con Judy (directora de Desert Streams), con Sister Carol (directora de Kwetu Home of Peace). Ellos estaban en el periodo de vacaciones largas. Es muy animante constatar el bien que vamos haciendo a tantos, y el crecimiento humano e intelectual de todos ellos. Al finalizar este curso se nos abrirá el reto de la etapa de educación superior, pues ya serán varios los que acaben la educación secundaria. Tenemos localizadas varias escuelas de formación profesional y universidades. Les pediremos y exigiremos que apliquen a todas las becas posibles, y espero que podamos apoyarles en complementar lo que necesiten.
Sara con Victor. Ella es un gran apoyo en Nairobi
La quinta,
a finales de noviembre me descubrieron (a Javier Aranguren) un tumor en el colon. He empezado con una quimioterapia a la que seguirá una cirugía para quitar la parte afectada. No hay metástasis ni ganglios afectados, y el pronóstico es bueno. El tratamiento me deja un poco doblado, y ha impedido que viajara el 4 de enero a Nairobi con Miguel y Gabriel para hacerles de guía. Además estoy de baja laboral: uno no queda muy en condiciones de mantener un ritmo de trabajo normal cuando la química que te meten dicen que te está curando. Por estas razones he escrito menos (¡quizá lo agradecerás!). A la vez me da gran alegría comprobar que el Proyecto Karibu Sana funciona perfectamente sin que yo tenga que estar encima: tanto la Fundación Promoción Social como Michael Babu y Strathmore University son excelentes profesionales. Y eso es lo más importante: estar en condiciones de servir a nuestros beneficiarios y donantes como merecen ser servidos. ¡Con eso basta! Si Dios quiere, a finales de marzo podré empezar a ver esta ‘etapa oncológica’ como una experiencia enriquecedora…
Los niños acaban de incorporarse al nuevo curso (empieza en enero). Los uniformes, zapatos y libros ya están en uso, y la realidad de una vida mejor está presente en todos ellos. ¡Gracias!
Pongo de foto de la entrada a Millicent y a Peter. Los dos son hermanos de Damaris. Los dos llevan en Karibu Sana desde el principio. Me escribe Damaris, la tercera de ocho hermanos.
«Espero que estés bien. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerte el incansable apoyo que nos has ofrecido a mí y a mi familia. Que Dios todopoderoso te bendiga abundantemente, haga crecer tu territorio y proteja a ti y a tu familia de todo mal.
Te quería contar también que estamos todos muy bien y que trabajamos duro en nuestras tareas académicas. Pasaré en enero a ‘Form Three’ (1º de bachillerato) y tengo una media de Sobresaliente (A-).
Por cierto, nos hemos visto obligados a volver a vivir en el slum (barrio de chabolas) de Kayole debido a las deudas de mis padres. Y nuestra hermana pequeña, Rachael, cumplirá tres años al final de diciembre.
De tu querida amiga, Damaris Njoki’.
Damaris, ya una señoritaRoberto, el penúltimoY la increíble Rachael, que empieza en enero con Karibu Sana
Esther
Al día siguiente me llegó otro mensaje de su hermana, Esther, de doce:
«Espero que estés bien. Hace mucho tiempo que no nos vemos. ¿Cómo están en tu familia? Te he echado mucho de menos, y estoy segura de que tú también a mí. He visto tu foto: ¡qué guapo estás en España! Te deseo una feliz Navidad y que cuando vengas a Nairobi tengas un viaje muy seguro. Saluda a todas aquellas personas que quieren ayudar. Y si me necesitas, házmelo saber. ERES EL MEJOR DE TODAS LAS PERSONAS QUE CONOZCO. Gracias por quererme a mí y a mi familia, y que Dios te bendiga».
Vincent
Y me escribe Vincent, de trece:
«¡Hola, papá! ¿Qué tal estás? Espero que genial. Yo muy bien, aunque te echo mucho de menos, querido papá. Me va muy bien en el colegio, a la espera de que me lleguen las notas del último curso de primaria. Gracias, Baba, por tu gran trabajo por mi familia. Que Dios te bendiga».
El equipo de Austin. Él de flores.
Adjunto una foto de Austin. Me la ha enviado hoy. Le veis con el pantalón de flores: Austin juega al fútbol con sus compañeros de clase en vez de estar en la calle mendigando. ¡Qué gran avance!
Ana, que fue alumna mía el curso pasado, me invitó a hablar de Karibu Sana en su Congregación Mariana. Asistió un grupo de unos 25 chicos y chicas universitarios, llenos de inquietudes y de ganas de hacer buenas cosas. Me aguantaron casi hora y media, luego estuvimos rezando un buen rato, y mientras compartíamos unas pizzas a eso de las 11,00pm se ofrecieron varios (Sol, María…) a echarnos una mano para dar a conocer Karibu Sana entre universitarios. Una más de las miles de bendiciones que uno recibe gracias a dedicar parte de su tiempo a este fantástico proyecto.
El cartel del evento, con varios de los chicos de Kwetu
La orfandad de Moses
Y una mala noticia:
Murió la madre de Moses Wafula, un niño al que ayudé a rescatar de la calle, al que llevamos a un internado, y que se ha quedado totalmente huérfano junto con sus tres hermanos. Su situación era tan desesperada que llevaba tres días por todo Kibera pidiendo dinero a la gente para que le ayudaran a enterrarla y a comprar un ataúd. Le hemos pagado ambas cosas, y le he mandado todo el cariño de su nueva familia, Karibu Sana.
Meshack, Moses, Jackson y Peter. Ahora somos la familia de los cuatro
Buenos días. Hacía tiempo que no escribía. En parte porque acabo de cambiar de trabajo y los aterrizajes llevan un tiempo. En parte porque teníamos en marcha varias gestiones y merecía la pena esperar a que se asentaran para informaros de ellas.
Salim, el operado
Primero os pongo la foto de Salim.
Es un niño de Kwetu Home of Peace que se fracturó una mano por varios lugares. Le operaron una vez (¡4.000€!) y se la dejaron fatal: mucho dolor y muchas lágrimas. Y como no tenían dinero para pagar una nueva operación (les pedían, en otro hospital, 1.000€ para empezar a hablar) tuvieron que retrasar la intervención. esta tuvo lugar hace tres días y parece que ha salido bien. Le he pedido a Sister Carol que busque un abogado para reclamar daños y prejuicios al primer hospital, si fuera necesario. Le he dicho también que ayudaremos en lo posible a cubrir parte de los gastos.
Abajo, Gabriel y María (de FPS). Arriba, Diego (FPS), Miguel, Macarena (FPS) y Jorge
La segunda foto es de una reunión
… que tuvimos el viernes pasado en la Fundación Promoción Social. Gabriel y Miguel se dedica, cada uno por su cuenta, a temas de bienestar y de psicología positiva. Coincide que ambos (junto con sus mujeres) llevaban tiempo pensando en organizar sendas fundaciones porque creen que sería bueno darle una salida social al fruto de su trabajo: quieren ayudar. Nos conocimos. Les conté lo que quiero hacer con los niños de la calle que terminan en Kwetu (llevar a cada uno de ellos a un internado para que no vuelvan a la calle) y les ha interesado muchísimo.
Tened en cuenta que se trata de un proyecto que cada año necesita cubrir la educación de al menos 30 niños nuevos sin que los anteriores hayan todavía terminado su educación. Empezamos en 2019 con 30 (30.000€). El resultado es espectacular: el 100% sigue en el colegio. El año anterior, pasados dos meses desde que dejaron Kwetu y volvieron con sus ‘familias’, el 70% de los niños estaba de vuelta en la calle porque el ambiente de violencia y desestructuración de sus chabolas era insostenible. En 2020 necesitaremos para esto el doble de dinero (60.000€) y en 2021 el triple (90.000). Además de a Gabriel y Miguel nos vendría muy bien más gente: no dejes de ayudarnos.
La tercera muestra a Alex y a Ana
… (todavía con pelo a la ‘africana’) reunidos conmigo tras su experiencia de 15 días organizando un campamento en Nairobi para 180 niños y niñas del barrio de chabolas. Han trabajado mucho, han conseguido que esos niños comieran todos los días durante su periodo de vacaciones, y que se divirtieran de lo lindo con el material de plástica que nos donó MacroPaper, y les han llevado también a Nakuru Park, donde muchos de esos niños por primera vez vieron animales salvajes. Además, al ser apoyados por los profesores del colegio, estos consiguieron recibir un sueldo que no suelen tener en su mes de vacaciones. Ha sido una ayuda buena, necesaria y multifacética. Ahora Alex y Ana están promoviendo entre sus amigos y familiares la consecución de becas para escolares.
La cuarta enseña la primera cosecha de tomates
… en la granja que ayudamos a construir en Kwetu. Ya han empezado a tener ingresos por venta de comida en Nairobi, aparte de que los niños comen cada vez más barato y más sano.
¡Haremos algo grande por los más pequeños!
La quinta es Clara Purroi,
arquitecto y consultora además de fundadora de ‘Building the Future’, una iniciativa por la que han construido ya una escuela junto a Nairobi National Park. Nos conocimos en Kenia y estamos trabajando juntos en un proyecto precioso: que ella y su gente (arquitectos y alumnos de la Universidad de Navarra) diseñen, financien y construyan una casa de alojamiento para algunos niños que acaban en Kwetu y que todavía están cursando la Primaria.
La construiríamos en la parcela de Kwetu en Ruai, de modo que esos niños puedan seguir en sus colegios y en ese ambiente (el de Kwetu) en el que han encontrado seguridad y cariño tras meses o años de sufrimiento. Además, sería una gestión mucho más económica que enviarles a todos a internados. La idea inicial es construir de forma modular, y así ir aumentando el tamaño solo si aumentan las necesidades y si se gestiona bien. Comenzaría con una casa para 20/25 chavales. A Kwetule ha interesado muchísimo, una de las mejores empresas de construcción en Nairobi quiere colaborar con nosotros, y en breve comenzarán a echarnos una mano en la gestión de permisos de construcción.
Y mientras un montón de gente sigue ayudando a Karibu Sana con sus aportaciones mensuales, con una Primera Comunión, con ayudas puntuales y con sus oraciones. ¡Casi nada!
Por cierto, la foto de portada es una Virgen que dibujó la tía de un amigo mío de Barcelona que es sacerdote en Camerún. Se la he tomado prestada: bajo su manto cabemos todos…
Llega el necesario descanso. En Kenia también: los alumnos de colegios tienen ahora tres semanas de vacaciones. Para aprovecharlas, hemos organizado un campamento en Kibera, el barrio de chabolas más grande de África.
Lo montan y dirigen Alex y Ana, Carabanchel y Móstoles, consultor y experta en historia del arte. Nos ha ayudado Juan Carlos, de la empresa Makro Paper, distribuidora de material de oficina y de plástica. Nos ha hecho una donación más que suficiente para llenar de plastelina y rotuladores a los 200 niños que van a participar.
Ana y Alex: ya tenemos todo preparado
Con Alex y Ana estarán 12 profesores, la cocinera, la directora y el guarda del colegio. Son en parte otra razón para haber organizado este plan: para ellos es la ocasión de ganarse un sueldo que no reciben en tiempo de vacaciones. Así podrán afrontar pagos de renta y de comida. Como podéis suponer, hablamos de un sueldo muy pequeño.
Alex y Ana han pedido dinero a sus familiares, amigos, empresa… Además se han rascado el bolsillo para el billete. Todo lo que han obtenido va al campamento: alquileres de autobús para llevarse a los niños de excursión, pagos de salarios, compra de pintura para adecentar la escuela. compra de material de juegos (combas, balones, redes, etc.). Los niños lo esperan como agua de Mayo. Eso me decía el otro día Blessings, de siete años. Además así les garantizamos que aprovechan el tiempo en vacaciones, que se divierten y que comen al menos dos veces al día.
Alex y Ana van a gastar en esto sus vacaciones. Son enormemente generosos. Rezad un poco por ellos y seguid apoyando a Karibu Sana.
30 de Kwetu que nos esperan
¡En enero nos esperan 30 niños nuevos de Kwetu! Por decirlo en cifras, unos 30.000€ que hay que conseguir. Lo bueno es que no podemos no conseguirlos: me decían el otro día que estos niños andan preocupados porque acaban su tiempo de dos años en Kwetu y tienen miedo de volver a la calle. Si les llevamos a internados eso no va a pasar. Y no va a pasar.
PD: Mañana me reúno con una Fundación que están interesados en ayudar.
Os deseo un feliz mes de agosto.
¡Vamos a por esos 30! ¡Cambiamos el mundo con educación!
Hace tres días nos llegó una donación magnífica. Mi amigo Juan C., que es distribuidor de papelería a gran escala, no dudo un segundo en apoyar la iniciativa de Alex y Ana, que han organizado un campamento de verano en Kibera, para los niños y niñas de Desert Streams. Será en agosto y participarán más de 200 pequeños que durante esos días tienen vacaciones. Así aseguramos que hacen cosas divertidas y que comen todos los días al menos dos veces. Se lo van a pasar bomba. Mil gracia<s a Juan C. y a Makro Paper. Eso sí, nos hemos encontrado con 19 cajas que en total pesan 120 kilos. Ahora les queda a Ana y Alex negociar con la aerolínea y con la frontera de Kenia. Pero cualquier lío por esos niños.
Alex desbordado de rotuladores y cartulinas
El mural
Y Alfonso está pasando un mes en Kwetu, echando una mano a los niños de la calle. Como sabe pintar, ya ha preparado un primer mural gigante (varias decenas de metros cuadrados) que alegra la gran sala de los que están en la casa grande de Ruai. Colores, árboles y cebras.
Y estamos en la fase final de una convocatoria de ayudas. Hay seis proyectos y seleccionan tres. ¿Será esta la vez? ¡Ojalá!
Un buen tamaño, una gran idea
La petición
No lo olvides: cada persona que animas a colaborar con nosotros es un nuevo niño yendo al colegio y viviendo mejor.