Nuestros proyectos
Descubre los proyectos con los que estamos creando oportunidades de futuro para los niños de Kibera.
la educación como arma de construcción masiva
Karibu Sana se dedica a apoyar económicamente a niños y niñas sin recursos de Kenia para que puedan asistir al colegio. No nos importa la edad de los niños. Si son muy pequeños se asegura por lo menos que tengan dos comidas diarias (desayuno y almuerzo), a la vez que se permite a sus madres tener tiempo para buscar trabajo.
Nos centramos sobre todo en niños de los ‘slums’ (barrios de chabolas) de Nairobi, aunque no nos importa atender a otros que acabamos conociendo por medio de las familias que tratamos y que a veces viven en provincias.
La situación de Kenia es inimaginable para un occidental. Aunque en principio solemos pensar que se trata de un país bastante desarrollado, más del 50% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, con menos de un dólar al día. Esa situación se agrava en la gran ciudad, pues allí ni siquiera cuentan con un trozo de tierra done cultivar comida. Además el Estado es muy débil: ni la educación ni la sanidad son gratuitas, y para la gente más menesterosa resultan prohibitivas. En consecuencia un elevado número de niños de los slums no logran acceder a la educación, pierden el ritmo de aprendizaje en los años clave de adquisición de destrezas básicas, y quedan de ese modo condenados a perpetuar su condición de extremada pobreza, cuando no se acercan a grupos violentos de jóvenes desocupados y sin esperanza.
ahora mismo trabajamos sobre tres proyectos
Kwetu Home Of Peace es una Fundación de unas monjas católicas de Kenia, las Hermanas de la Inmaculada de Eldoret, que trabajan en la zona desde 1996. Su misión es rescatar niños de la calle, rehabilitarlos y reintegrarlos en la sociedad. Trabajan con niños varones entre 6 y 14 años. A las niñas las derivan a otras fundaciones que están especializadas en trabajar con niñas para que así las atiendan de la mejor manera posible.
60.000
NIÑOS
viven en la calle en Nairobi
Funcionan con dos sedes. En la primera, en la que caben 25 niños, los que entran en el programa reciben la primera instrucción; salen del mundo de la calle y de la droga; les dan afecto, comida, ropa, y les ayudan a recuperar el orden en su vida. La estancia en este centro dura cuatro meses.
Seguidamente pasan a otra casa, la ‘casa principal’, a las afueras de Nairobi, en la que empiezan a ir al colegio (algunos después de más de tres años de abandono en la ciudad). Aquí viven en torno a 100 niños, además de sus monitores. Ellos se encargan de lavar la ropa, de ordenar la casa, de estudiar, de estar en alguno de los clubes (orquesta, baile, acróbatas), juegan mucho. Reciben también formación católica y rezan como se sabe rezar en África. A la vez los trabajadores sociales (los mismos que se encargan de buscarlos en la calle) se van encontrando con las familias de estos niños, para tratar de preparar la vuelta a casa que se produce a los dos años.
Las monjas afrontan serias dificultades económicas: hay que alimentar a 120 muchachos todos los días, hay que pagar al personal (monitores, cocineras, trabajadores sociales) o les acaban abandonando, y la electricidad o las reparaciones, y los gastos médicos (están pensando en la posibilidad de adquirir un seguro médico, después de que en diciembre de 2016 uno de los niños pasara 20 días en un hospital contrayendo una factura que pudimos cubrir milagrosamente desde Karibu sana).
¿Qué
necesitan?
- Una reforma material fuerte en las dos sedes (cañerías, baños, pintura, cristales…).
- Una granja de gallinas para que puedan vender aves y huevos, y para incluir los huevos en la dieta de los niños.
- Un sistema para poder aprovechar los excrementos de las tres vacas que tienen como combustible de cocina.
- Implantar energía solar para ahorrarse la factura más abultada, la electricidad.
- Hacernos cargo de los niños que acaben el programa y no tengan medios en su familia para pagar los gastos de escuela (unos 10 o 20 niños cada año).
Millicent, Peter y Michael. Peter huyó a la calle por falta de comida en casa. Le ayudamos a él y a sus 7 hermanos.
Emmanuel, niño de Kwetu. Una insuficiencia renal le tuvo 24 días en la UCI. Nos hicimos cargo de la factura, equivalente a muchos años de trabajo en el slum.
En Kwetu recuperan la infancia: en la casa grande, en mitad del campo, lejos del asfalto.
Peter pregunta en una actividad.
Jugar en vez de robar o usar droga: ¡un cambio a mejor!
Balones, equipamientos, tartas…
Peter y Sammy.
Nicholas.
Recuperan el hábito de lavarse todos los días. Muchos de ellos llegaron con infecciones por falta de higiene.