En dos días salgo hacia Nairobi: del 10 al 24, siempre que no pierda el vuelo (una de mis posibilidades…).
Y me voy cargado de alegrías. Alegrías porque ha salido muy bien la inesperada ‘campaña de Primeras Comuniones’: han sido tres las niñas (María, Claudia, Nerea) que han decidido –por su propia inicitiva– pedir como regalo dinero para ayudar a algún niño o niña en Kenia. Les he puesto dos condiciones: que les cayera un buen regalo a cada una de ellas; que trataran de enviar lo ‘recaudado’ poco a poco, para que cada mes volvieran a ser conscientes de la gran labor que están haciendo. Me ha encantado la liberalidad con que han donado: no les importa nada entregarlo todo, sino que al hacerlo se lo pasan bien y se ríen. ¡Me encantaría tener esa generosidad!
Me voy cargado de chocolate. Porque compré unas cuantas tabletas. Porque Oscar, el portero de mi casa, me ha venido esta mañana con tres de Nestlé ‘para echarte una mano’, y me ha entusiasmado el dulce detalle. Y porque en una tienda, ‘The Chocolt Factory’, en la que les conté el proyecto, me van a donar un montón de dulces para los niños de Kwetu. ¡Qué grandes!
Me voy cargado de otros estudiantes, los del Colegio Aquinas de Madrid, que hicieron una colecta para cuidar a nuestros niños, y que fueron generosos en sus aportaciones. Fernando, alumno de 1º de bachillerato, se encargó de todo. Y de una generosa aportación de Patricia, y de muchos sueños por que salgan más apoyos económicos.
Me voy con unos cuantos regalos que me entregó María ayer por la tarde. Un kit de maquillaje para Joan, que incluye un aparato que me da mucho miedo (parece un instrumento de tortura de película de Kubrick) para rizarse las pestañas, y una camiseta y sudadera para Austin, ‘pero sin calaveras’, porque a ella no le gustan aunque a Austin le encante.
Y sobre todo me voy con muchos proyectos por desarrollar, y con la alegría de contar con vuestro apoyo, con el que estáis cambiando la vida de tantos niños.
Os iré contando.