Benjamin es un niño masai de 13 años. En la actualidad estudia el último curso de primaria y en noviembre tendrá el examen para pasar a secundaria. Sus notas son todavía mejorables: tiene 220 puntos y debería llegar a 260 sobre 500. Le conocí hace dos años y ya entonces le ofrecí que nos encargáramos de su educación, invitándole a cambiar a una escuela mejor que la suya. En concreto estudia en Queen of Peace, el colegio que dirigen las monjas de Kwetu Home of Peace en Ruai, a 20 km de Nairobi y a 5 de la casa de Benjamin. Desde hace un año cubrimos también los estudios de sus tres hermanos, que van a la misma escuela. Esto significa un cambio total en la vida de esa familia: los masai se dedican a la cría de ganado, y aunque sean los típicos que vemos en los documentales sobre Kenia y su aspecto nos resulte folklórico, en realidad se trata de una tribu de fuertes tradiciones que no siempre casan con lo que entendemos por desarrollo: viven en mabati, poblados de chabolas en los que comparten el terreno con el ganado; la mujer se ocupa de todo a la vez que queda relegada en la vida pública; los varones se suponen que emplearán su tiempo cuidando vacas, lo que supone jornadas de 10 o 12 horas andando sin parar en busca de pastos por esas tierras resecas. Benjamin a los 11 emprendió con su padre un viaje para llevar las vacas hasta Masai Mara: 250 km de pastoreo que me asegura que se le pasaron como un suspiro.
Así son casi todos los problemas a los que se enfrenta Benjamin en este curso crucial para su formación. Y es crucial porque de sus notas depende que pueda pasar a Secundaria, de lo que por supuesto que depende la posibilidad de que vaya a la universidad. Con un inglés delicioso, me va narrando sus principales retos.
1– La lejanía entre su casa y la escuela, unos 5 km, que le quita dos horas que podría dedicar a estudiar;
2– Sus fines de semana con el ganado, de 7am a 5pm, que le provocan tal cansancio que por la tarde no puede estudiar;
3– La falta de algunos libros de texto que su padre no puede comprar con ese sueldo mensual de unos 45€ a distribuir entre los 4 hermanos y la madre;
Por otro lado es una maravilla ver lo feliz que está de llevar dos años ya centrado en su educación, y el deseo que tiene de cambiar su vida de masai por una existencia más normal.
La entrevista no está doblada, pero en un par de momentos hago de traductor. Sepas o no inglés, disfrutarás muchísimo con el modo de hablar de Benjamin, y con el tremendo optimismo con el que se enfrenta a una vida bastante compleja.
Por ahora hemos tomado la decisión de comprarle una bicicleta para que el camino de casa a la escuela y de la escuela a casa sea más hacedero y breve.