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Trasparencia
Es la hora de los resúmenes del año. También para Karibu Sana, este pequeño proyecto con el que pretendemos cambiar (empoderar) la vida de un buen grupo de niños y niñas en Kenia.
Lo primero, la trasparencia. Como seguro que ya sabéis, desde el principio (hace algo más de dos años) nos pusimos en manos de la Fundación Valora para que ellos se encargaran de gestionar el dinero, de manera que ningún donativo pasara por manos ‘particulares’. Desde el mes de noviembre hemos traspasado esta gestión a la Fundación Promoción Social, porque están más centrados en el campo de la cooperación (la Fundación Valora trabaja en la distribución de excedentes, más que en la cooperación internacional). La Fundación Promoción Social tiene sus cuentas auditadas por la firma AEA Auditores de Empresas Asociados, S.L., además de cumplir todos los requisitos del sello de trasparencia de la Coordinadora de ONGD–España. Por ese lado debemos estar tranquilos: todo lo donado a través de Karibu Sana va a una cuenta perfectamente controlada. Y no aceptamos donaciones que no vayan por esta vía bancaria.
Además en Kenia lo hemos organizado con el mismo nivel de control: el dinero va de España a una cuenta de Strathmore University que necesita tres firmas para poder manejar dinero, siendo las tres de miembros del comité de gobierno de esa universidad y controlados todos los movimientos por el Departamento de Finanzas. Como sabéis, lo que hacemos desde allí es enviar dinero directamente a las cuentas corrientes de los colegios de nuestros alumnos, de modo que quede asegurado el pago y no se pierda nada por el camino. Llevando el control final se encuentran Michael Babu, bajo la supervisión de Luis Borrallo (un español que lleva viviendo en Nairobi los últimos 20 años).
A veces hay otros gastos (uniformes, zapatos, ayudas familiares, médicos…). Siempre los pedimos contra factura, pues así lo exigen en Strathmore. Eso es a veces emocionante en un país en el que la ‘economía informal’ es la gran protagonista del comercio local. También pedimos los informes de los colegios, para asegurar que los niños van a clase, y para animarles en el esfuerzo: les recordamos que nuestra ayuda va de año en año, y que la familia siempre debe colaborar en algo.
La comunicación Madrid/Nairobi es tremendamente fluida: las nuevas tecnologías lo facilitan enormemente. Tanto el e–mail (nuestro medio habitual de trabajo) como las llamadas o video llamadas por medio de Messenger o Whatssup resultan muy eficaces.
2. Algunos eventos de 2017
El año empezó con dos hechos extraordinarios. Uno fue la enfermedad de Emmanuel, niño de Kwetu Home of Peace que estuvo a punto de morir por una insuficiencia renal. Casi un mes en la UCI y una factura de 12.000 $ fue lo que nos encontramos. Pudimos cubrir los gastos gracias a una donación providencial (llego esa misma cantidad un día antes de que las monjas me comunicaran un poco angustiadas el coste del tratamiento, equivalente al sueldo de 12 años de alguien del slum) y Emmanuel ha podido hacer con normalidad 5º de Primaria y está sano y feliz.
El 9 de enero ardió por los cuatro costados ‘Desert Streams of Kibera’, un colegio en el que estudian 20 de nuestros niños. Kenia no es España: llevan todo el año para conseguir papeles que les reconozcan la propiedad del terreno. Cuando lo hagan, en la medida de nuestras posibilidades, haremos una aportación para la construcción del nuevo centro escolar. Tiene que ser siguiendo los estándares de Kibera (no puede ser lujoso, pero espero que por lo menos sea de piedra y no adobe o madera, tengan buenos pupitres y luz suficiente). Queremos construir también dos habitaciones para que puedan dormir allí niños y niñas huérfanos totales o que sufren maltrato, a los que hasta el momento la directora –mi amiga Judy Oloo– acoge en su casa. Tengo a un amigo arquitecto que vive en Nairobi (el mismo que ha diseñado Strathmore University) dispuesto a ejecutar el proyecto. ¿50.000 €? Pero primero los terrenos. Pensando en esto, hemos ido haciendo cierto acopio de fondos.
Tenemos otro gran proyecto de construcción, para el cual sigo esperando presupuesto. Se trata de proporcionar energía solar a Kwetu Home of Peace, de modo que todo lo que ahorren en electricidad lo puedan emplear en sueldos para los profesores y trabajadores sociales. Creemos que el mejor modo de ayudarles es aportando a su sostenibilidad: energía, la granja de la que comen y de la que venden excedentes, la formación de bio combustible para cocinar. En Strathmore están trabajando en esto (tienen un departamento de investigación en paneles solares) y en enero nos tendría que llegar un presupuesto. ¿40.000 €?
3. Becas Educación Karibu Sana
En la actualidad pagamos el colegio de casi 100 niños. En enero de 2018, cuando empiezan el curso, serán unos 108. Queremos parar ahí, para poder atenderles bien a ellos y a sus familias: quizá podríamos crecer, pero eso redundaría negativamente en la calidad del trato. El gasto de estas matrículas lo podemos cubrir casi por completo con las aportaciones mensuales que hacéis los colaboradores de Karibu Sana. Es verdad que un poco más de holgura nos vendría bien, sobre todo en la medida en que crecen las peticiones de ‘boarding schools’ (internados) para los alumnos y alumnas de Secundaria.
Nuestros ingresos de aportaciones ‘pequeñas’ (que son inmensas en valor) supera algo los 2.500€ mensuales. La mayoría son entre 10 y 20€, hay alguno de 100 o 150, uno de 250, y todos son tremendamente importantes para nosotros. Con estas aportaciones estamos casi llegando a los 30.000€ anuales, que es una cifra imponente.
Aparte hemos tenido ingresos puntuales de cantidades más elevadas. Personas que ven que tenían posibilidades y nos han donado de golpe 500, 1.000, incluso 3.000€. Son estas aportaciones las que nos han permitido hacer un poco de tesorería (tanto para los proyectos de construcción como para tener un ‘plan B’ con el que seguir pagando los colegios de esos 107 niños).
Una de las ayudas más fieles nos viene desde Boadilla del Monte, por medio de Kelisidina Ayuda, iniciativa que merece verdaderamente la pena conocer. Aquí una explicación de su proyecto: ¡gracias Luis!
Una colaboración con Gilmar Grupo Inmobiliario, y con Flamingo Sunglasses, (gracias a la labor de mis amigos Javier, Laura, Ignacio, Mallo, etc.) permitió que en un evento social durante un fin de semana en el Club de Campo de Madrid recaudáramos 4.700€. Estoy en pleno proceso de abrir relaciones con otras empresas (algunas fundaciones de Madrid, un grupo de empresarios malagueños, ¡lo que se os ocurra!) que vean en el apoyo a la educación un modo de ‘devolver a la comunidad’ lo que de ella reciben. En este sentido, el apoyo de Fundación Promoción Social va a ser clave, pues conocen convocatorias y se presentan a ellas con entusiasmo.
En enero me instalé en Madrid. Han sido meses de esfuerzo por ‘aterrizar’ en la ciudad que me vio nacer y de la que me marché hacía 30 años. He tenido múltiples ocasiones de encontrarme con los antiguos amigos y de ir haciendo nuevos. Algunos han tenido la iniciativa de convocar a amigo suyos a cenas en las que yo les presentaba Karibu Sana, un tema que siempre me entusiasma. Ignacio, Mercedes, Paloma, etc. De esos encuentros siempre han salido colaboraciones (tanto económicas como ideas de actividades que se podían hacer). Yo siempre estoy dispuesto a participar en esas actividades, ¡de modo que espero iniciativas!
4. Con Kwetu Home of Peace
En mayo comenzamos una pequeña campaña para ayudar a Kwetu en un aspecto muy concreto: financiarles una furgoneta. Habíamos descubierto (gracias a mis hermanos Gabriel y Miguel, que pasaron por allí en febrero) que muchos de los niños acogidos en Kwetu andaban hasta 24 kilómetros diarios para ir y volver del colegio. Eso suponía más de 4 horas de marcha, por carreteras peligrosas y casi siempre oscuras (volvían con el sol ya puesto, en ese ecuador de 12 horas exactas con luz). Muchos llegaban al colegio extenuados, y rendían poco debido al cansancio. Otros se habían hartado, y habían huido del proyecto.
Nos costó lo suyo: no se trataba solo de conseguir un vehículo, sino de financiar el seguro, combustible, conductor y reparaciones. Nos presentamos a un concurso de la fundación de una gran empresa, y no lo sacamos. ‘Ha gustado mucho’, me dijeron, ‘pero de los 3 que pasasteis al final elegimos solo a uno’. ‘Pues podíais haber escogido los tres, que potencial económico no os falta y estos niños van a seguir yendo a pie a clase’, les respondí. Quise insistir: ‘¿Qué significa ‘gustar’? ¿Acaso hay que hacer un vídeo muy tierno para que los donantes se sientan bien?’, dándome un poco igual si no hacía amigos.
Pero lo conseguimos: las monjas recibieron la donación de la furgoneta por una ONG italiana, y nosotros nos hemos comprometido a la manutención (unos 4.000€ al año, si no se estropea mucho en esas carreteras terribles).
A Kwetu también les hemos donado zapatos y mochilas escolares. Es decir, 125 pares de zapatos y 125 mochilas, aparte de un buen número de uniformes (¡casi 4.000€!). ¡No sabéis lo alegres que se ponen cuando de pronto pasan a tener algo que pueden decir propio, y encima es nuevo! Estos niños viven, realmente, sin nada, y tras ese episodio durísimo de la existencia en la calle es una delicia verles orgullosos de ser, vestir, jugar y estudiar como niños normales.
Hemos dado pequeñas ayudas a dos colegios (Desert Streams y Transform School) para que pudieran comprar libros, bolis, cuadernos, para sus niños. Cada uno de ellos ha recibido unos 2.500€. A eso ha ayudado mucho el que una fundación, que nos había concedido un crédito para hacer algunas mejoras en estas dos escuelas, nos condonara la devolución de 6.500€ a raíz del fuego en Desert. Como quedamos, todo lo que hemos podido salvar por ahí lo vamos ‘devolviendo’ con ayudas a esos centros escolares.
5. La Web
En septiembre empezó mi contacto con Manuel y su empresa, Luk Comunicación, que nos han donado el logotipo y el diseño de la página web. Es una herramienta extraordinaria, que nos ayuda a llegar a mucha gente. Por tener, ya tengo hasta tarjeta de visita: todo un logro para un indocumentado como yo.
6. Nuestros gastos
¿Qué gastos tenemos, además de los propios de ayuda a estos niños? Estar en la Fundación Promoción Social, con su estructura de gestión y con las personas que trabajan consiguiendo proyectos o extendiendo certificados de donación, supone un 7% de los ingresos de Karibu Sana. Para que os hagáis una idea, es exactamente el mismo tanto por ciento que dedica Mary’s Meals (uno de los proyectos más emocionantes que conozco) a estructura: con eso aportamos a cubrir sueldos, material de oficina y alquileres de lo que hace posible que la cooperación funcione. Dicho en positivo: el 93% de cada euro donado llega a Nairobi, pues no tenemos absolutamente ningún gasto más.
Yo estuve en Nairobi en junio y vuelvo ahora en enero. El viaje de junio lo pagué de mi bolsillo (hago primero una donación a Karibu Sana, de forma que se me pueda reintegrar) y el de enero lo paga Strathmore University pues voy a dar unas clases a la vez que visito a nuestros beneficiarios. De un modo similar actúo con Moses Javier, ese niño que ya ha cumplido un año y que ha adoptado la familia Oloo: me encargo de su mantenimiento a través de Karibu Sana por medio de mis donativos. Todo lo que donáis vosotros va íntegro a la educación de eso 108 niños, al apoyo de Kwetu, a las necesidades que nos van saliendo.
7. ¿Fracasos?
Hemos tenido algunos fracasos. Podríamos llamar así al fallecimiento de Kevin, del que hablé hace unos días, aunque evidentemente no es culpa nuestra. Además no es claro que sea un fracaso: veo a Kevin en el Cielo, con una felicidad inmensa, a carcajada limpia mientras intercede por nosotros ante Dios.
Sí son fracasos, en cambio, los niños que han dejado Kwetu. Ahí hemos puesto un inicio de solución con la furgoneta (duele mucho saber que uno se rinde por un motivo de tan ‘fácil’ solución), y si con el cambio de fuente de energía conseguimos reforzar la motivación de los profesores porque de lo ahorrado las sisters saquen su salario, sin duda haremos más sencillo que esos niños se reinserten. Siempre habrá un tanto por ciento de abandono, y eso es doloroso, a la vez que un misterio.
Los que van al colegio lo siguen haciendo, y les ha mejorado tremendamente la vida. Tuve un susto, uno más, con Austin, quien se rindió en un momento dado, pero espero terminar de confirmar su deseo de seguir en el empeño de educarse cuando vuelva a Kenia en enero.
8. Algunos planes
¿Y qué planes tenemos? La normalidad: que los 108 se eduquen en un ambiente positivo para su infancia o adolescencia; poder emprender esas obras en Kwetu y Desert gracias a algunas donaciones especiales y generosas (que estoy convencido de que se darán, y de que alguno de los lectores puede ayudarme a conseguirlas); poner nuestro grano de arena con esas personas que han caído en nuestro radio de acción.
Tengo también otra idea: he identificado a un grupo de profesoras en Madrid que se manejan perfectamente en inglés. Les he planteado la posibilidad de ir en junio/julio a Nairobi y organizar en Strathmore un curso de 4 o 5 días en el que formar a profesores de colegios de Kibera y otros slums en su tarea como profesores: les faltan medios, pero la carencia más dramática es la ausencia de estrategias pedagógicas. Con este cursillo podríamos conseguir que la ‘vara’ no sea el único recurso educativo. Me imagino 10 o 15 colegios con innovaciones pedagógicas y juegos en las clases de primaria y se me hace la boca agua.
9. ¿Cómo ayudar?
Mucha gente me pregunta cómo se puede ayudar. Con frecuencia les interesa saber si hacemos ‘voluntariado’. Muchas otras iniciativas organizan viajes a países en desarrollo para poder echar una mano. Pero nosotros (quitando este posible curso para educadores, en el que los que vayan tendrán que buscar financiación para su viaje) no. Para nuestro proyecto no hace falta: trabajamos con entidades locales (Kwetu, colegios, Strathmore), y no parece necesaria la presencia del europeo.
Además, nos movemos con ciertos criterios de eficacia. Un viaje de 15 días o tres semanas acaba costando en torno a 1.200€ por persona. ¿Cuántos niños podríamos educar/ alimentar/ promover con esa cantidad? Unos 10/12 en un colegio de día; 1’5 en una ‘boarding school’. Si el viaje es para un grupo de 20 personas, o de 80, ¿cuantos serían?.
Creemos que no faltan iniciativas en Kenia realizadas por kenianos (que conocen las circunstancias, el idioma, las costumbres, las necesidades). De lo que carecen a menudo es de dinero, y ahí sí que podemos hacer entre todos, cada uno según sus posibilidades. Me parece muy interesante y educativo sensibilizar a los jóvenes en España y en Europa sobre la vida de los más necesitados. Pero considero también que eso es una ‘ayuda al primer mundo’, ciegos como estamos tan a menudo con nuestras comodidades y consumismo.
El objetivo de Karibu Sana, en cambio, son los olvidados, ‘la espalda del mundo’, y creo que cuanto menos ‘interferencias’ haya, mejor. A fin de cuentas, basta con meterse en la piel del Otro: ¿a quienes nos gustaría que convirtieran a nuestros hijos en objetos de curiosidad? A esos niños preferimos decirles, con el título de una preciosa película israelí que vi hace unos años, ‘vete, y vive’. Y nosotros nos limitamos a apoyarles en ese camino, con una rectitud de intención que nada tiene que ver con la necesidad de recompensas afectivas: dar, confiar, ayudar, ‘sin que la mano izquierda sepa lo que da la derecha’. Hay otros modos de hacer, pero este (tan unido al respeto al ser personal de cada uno de estos niños) es el estilo de Karibu Sana.
¿Cómo ayudar entonces? Económicamente, ya sea donando de lo tuyo, ya sea buscando colaboradores u organizando actividades que ayuden a muchas más personas a ‘despertar a la realidad’, a disfrutar con la posibilidad de que otras vidas alienten mejor gracias a la nuestra. Mi teléfono y mi correo electrónico está en la página web, y yo y las personas que colaboran conmigo estamos abiertos a todo.
Recordad las extraordinarias posibilidades de desgravar por donativos.
Os deseo un feliz Año Nuevo. Asante Sana! Karibu Sana!
Javier Aranguren