Estoy asombrado y agradecido. Un buen número de personas, probablemente a raíz de la entrevista en Radio María, se nos han unido como colaboradores de Karibu Sana. Las cosas, a pesar de la pandemia, van muy bien. Eso sí, siempre queremos llegar a más…, y llegar mejor.
He hablado por teléfono con una mujer que me cuenta que apenas ve y que eso le lleva a pasarse el día rezando. Y que en cuanto se aclare con sus cuentas empieza a ayudarnos. Quiere cubrir los gastos de por lo menos tres niños en internados. «¡Si hay que comer dos días seguidos lentejas para poder ayudar a estos angelitos, pues se comen!», decía. Hemos quedado en conocernos en breve.
Fui a visitar a unos amigos. Sus hijos, de 8 y 5, me dieron un sobre con dinero: ¡8 euros! Dos de ellos dejados esa misma noche por el mismísimo Ratoncito Pérez.
Llegaron también los dineros donados por Caixa Catalunya, y estamos en pleno proceso de ampliación del dispensario de Kwetu Home of Peace: una gran ayuda para los niños rescatados de la calle y para todas las familias de esa zona rural, que podrán ser atendidos, entre otras cosas, por un pediatra y un experto en maternidad.
Ahora se acerca la Navidad, momento de dar regalos, especialmente a quienes no tienen nada (como el Niño en el Portal). ¿Te animas a regalar a Karibu Sana la colaboración de otro donante? Preséntale la web, regálale el libro…, y cambia sus vidas (la del donante, la de algún niño keniano).
Dos fotos: Víctor Mwenwa, nuestro primer beneficiario, con Moses Javier (mi niño) y otros pequeños de Desert Streams. En la otra un grupo de chicos y chicas huérfanos totales con los quehablé ayer. Les cubrimos la educación, comida y techo. Todos se preparan para el examen de paso a Secundaria: ¡todo un reto!
PD: Las ventas del libro van bien. Y las críticas (al menos las que me llegan a mí) son muy alentadoras. Os recuerdo que atrapa, y que impresiona. Y que es una aventura cargada de la ayuda de la Providencia.