Por segundo año consecutivo Gilmar Inmobiliaria nos acogió como causa para su campaña ‘Gilmar Colabora’ en La Global del Club de Campo de Madrid.
Esta es una competición hípica, en la Fórmula 1 de los caballos de salto, en la que se ven patrocinadores como Longines, Marqués de Riscal (al que me presentaron), Eulen (a cuya CEO saludé) y otras. Gilmar monta una carpa para estar presente, enseñar su negocio, ofrecer manzanilla (de la sana, no de la de flores) y apadrinarnos. Para eso ofrecen a la gente hacerse una foto con unas gafas de la marca Flamingo (las dos empresas están entre nuestros colaboradores), les regalan las gafas, y por compartir la foto en redes nos donan unos euros.
Para mí es una ocasión estupenda de contar (cientos de veces) la iniciativa Karibu Sana y de saludar a mucha gente que nos pone cara (no la mía, sino la de Víctor, el primer niño al que ayudamos, cuya foto preside una hucha que también está en la carpa). Lo más bonito, y asombroso, es ver cómo los trabajadores de la sede central de Gilmar (Laura, Mayo, Nacho, etc.) se vuelcan con estos niños nuestros a los que no conocen, y se dan por completo para que el evento sea un éxito. Hicieron más de 1.000 fotos, quedamos desbordados, y yo feliz. Además pude invitar a Manuel, el que nos ha diseñado desinteresadamente la web, y a su mujer y sus dos preciosos hijos.
Por si fuera poco, el martes recibo una llamada. Una mujer con acento extremeño me cuenta que su madre quiere dar una fiesta de cumpleaños, que cumple unos 80, y que cómo tendría que hacer para pedir en la invitación a la fiesta que los regalos sean dinero ¡para Karibu Sana! Le dije que me entusiasmó esa juventud de espíritu, ese deseo de cuidar a los más pequeños.
Y el sábado una niña hizo su primera Comunión pidiendo todos sus regalos para nuestros niños.
Caballos, Comuniones, Cumpleaños: muchos motivos para dar gracias y llenarnos de esperanza.
PD: A puntito de terminar la propuesta para Italia que cambiará 180º la sostenibilidad de Kwetu. De seguro el proyecto más grande que hemos afrontado, y el más trabajoso. Y tan ilusionante como el mail de Austin diciéndome de su ilusión por volver a clase un trimestre más.