Han pasado cuatro años

Cuatro años…

Las dos fotos de arriba tienen una diferencia de 4 años. En la primera, un niño llamado Víctor era un pillo lleno de felicidad que pasaba casi todo el día en la calle porque sus padres no tenían medios para mandarle a la escuela. Se movía por distintos barrios, pasaba el tiempo, pedía para poder comer y era feliz. Tenía 13 años.

En la segunda, ya con 17, tenemos al mismo Víctor, también feliz, pero en otro contexto: lleva cuatro años yendo al colegio de forma ininterrumpida. Los dos últimos ha estado en un internado y su media académica está por encima del notable. «Cuando nos conocimos yo era un niño que pasaba el día en la calle. Ahora lo que quiero es ser ingeniero».

Listo, guapo, adolescente, con novieta…, tiene la vida que debería tener todo adolescente. Todavía vive en una chabola (aunque ya solo durante las vacaciones), le quedan dos cursos para poder pasar a la universidad, y es el por su culpa que empezó Karibu Sana. Creo que su trayectoria también explica perfectamente nuestro proyecto.

 

El brillante Vincent

Las notas de Vincent: una auténtica proeza

Aquí os pongo las notas de Vincent. Son del examen nacional de paso de primaria a secundaria: como una primera selectividad. Es el mismo examen para todo el país, ya sea en carísimos colegios privados como en escuelas de zonas deprimidas que no tienen ni libros. La madre de Vincent, la magnífica Zipporah, vive en una chabola. Él va a un internado. Su nota, por encima de 400 puntos, es pura excelencia y la comparten solo el 5% de los alumnos del país. Vincent es nuestro alumno más brillante. Tiene 14 años.

 

Sharon

Sharon contando su curso

Y ella es Sharon, que acaba de terminar 1º de secundaria. Su madre quería ponerla a trabajar pero nosotros le hicimos una ‘OPA hostil’ y la pudimos llevar a un internado. No es de grandes notas (¡vivan los talentos medios!), pero le estamos ayudando a tener una primera adolescencia muy feliz.

Moses Javier y Javier: clara afinidad

Y una foto de Moses Javier, porque siempre estalla de alegría.

¡Buena semana!

Cartas, fotos y tristezas

Damaris

Pongo de foto de la entrada a Millicent y a Peter. Los dos son hermanos de Damaris. Los dos llevan en Karibu Sana desde el principio. Me escribe Damaris, la tercera de ocho hermanos.

«Espero que estés bien. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerte el incansable apoyo que nos has ofrecido a mí y a mi familia. Que Dios todopoderoso te bendiga abundantemente, haga crecer tu territorio y proteja a ti y a tu familia de todo mal.

Te quería contar también que estamos todos muy bien y que trabajamos duro en nuestras tareas académicas. Pasaré en enero a ‘Form Three’ (1º de bachillerato) y tengo una media de Sobresaliente (A-).

Por cierto, nos hemos visto obligados a volver a vivir en el slum (barrio de chabolas) de Kayole debido a las deudas de mis padres. Y nuestra hermana pequeña, Rachael, cumplirá tres años al final de diciembre.

De tu querida amiga, Damaris Njoki’.

 

Damaris, ya una señorita
Roberto, el penúltimo
Y la increíble Rachael, que empieza en enero con Karibu Sana

 

Esther

Al día siguiente me llegó otro mensaje de su hermana, Esther, de doce:

«Espero que estés bien. Hace mucho tiempo que no nos vemos. ¿Cómo están en tu familia? Te he echado mucho de menos, y estoy segura de que tú también a mí. He visto tu foto: ¡qué guapo estás en España! Te deseo una feliz Navidad y que cuando vengas a Nairobi tengas un viaje muy seguro. Saluda a todas aquellas personas que quieren ayudar. Y si me necesitas, házmelo saber. ERES EL MEJOR DE TODAS LAS PERSONAS QUE CONOZCO. Gracias por quererme a mí y a mi familia, y que Dios te bendiga».

 

Vincent

Y me escribe Vincent, de trece:

«¡Hola, papá! ¿Qué tal estás? Espero que genial. Yo muy bien, aunque te echo mucho de menos, querido papá. Me va muy bien en el colegio, a la espera de que me lleguen las notas del último curso de primaria. Gracias, Baba, por tu gran trabajo por mi familia. Que Dios te bendiga».

El equipo de Austin. Él de flores.

Adjunto una foto de Austin. Me la ha enviado hoy. Le veis con el pantalón de flores: Austin juega al fútbol con sus compañeros de clase en vez de estar en la calle mendigando. ¡Qué gran avance!

Ana, que fue alumna mía el curso pasado, me invitó a hablar de Karibu Sana en su Congregación Mariana. Asistió un grupo de unos 25 chicos y chicas universitarios, llenos de inquietudes y de ganas de hacer buenas cosas. Me aguantaron casi hora y media, luego estuvimos rezando un buen rato, y mientras compartíamos unas pizzas a eso de las 11,00pm se ofrecieron varios (Sol, María…) a echarnos una mano para dar a conocer Karibu Sana entre universitarios. Una más de las miles de bendiciones que uno recibe gracias a dedicar parte de su tiempo a este fantástico proyecto.

El cartel del evento, con varios de los chicos de Kwetu

 

La orfandad de Moses

Y una mala noticia:

Murió la madre de Moses Wafula, un niño al que ayudé a rescatar de la calle, al que llevamos a un internado, y que se ha quedado totalmente huérfano junto con sus tres hermanos. Su situación era tan desesperada que llevaba tres días por todo Kibera pidiendo dinero a la gente para que le ayudaran a enterrarla y a comprar un ataúd. Le hemos pagado ambas cosas, y le he mandado todo el cariño de su nueva familia, Karibu Sana.

Meshack, Moses, Jackson y Peter. Ahora somos la familia de los cuatro

 

Contra el desánimo: un milagro

Del desánimo…

Ayer tuve un momento de duda. Me escribió Michael Babu desde Nairobi y me hizo una proyección de nuestros proyectos y nuestras necesidades (que no son nuestras, sino de los chicos y chicas a los que ayudamos). Me hablaba de 125 estudiantes por un lado (todos los que ha ido ‘adoptando’ Karibu Sana para darles becas de colegios de día o de internados) y de 45 estudiantes por otro (niños de Kwetu, rescatados de la calle, que encuentran en ir a un colegio interno la única salida real para no volver a la calle.

Digo que dudé porque entre eso, ayudas que hacemos a algunas familias, un grupo de niños y niñas que hemos rescatado de entornos familiares altamente hostiles, etc., el presupuesto para 2020 ascendía a casi 90.000€. Me entró vértigo.

Además vengo notando que cuesta hacer nuevos colaboradores (¡cooperantes!) dispuestos a donar poco, algo o mucho dinero con el propósito de dar educación a los niños que no tienen nada. Y llevamos muchos meses presentándonos a convocatorias de empresas, y casi todas encuentran nuestro proyecto muy interesante «pero lamentablemente en este momento no podemos atender…», y lo llevamos con una sonrisa, y damos las gracias, y me vienen a la cabeza los niños que podrían quedarse sin escuela, o en la calle, o con hambre.

 

… a la solución…

Me entró tanto vértigo que me vino a la cabeza la única solución posible. En donde trabajo, la Universidad Francisco de Vitoria, había ese día una vela al Santísimo pidiendo por la vida. ¿Y qué sino vida es lo que quiere Karibu Sana para los pequeños de Kenia? Total, que me metí en la capilla, me arrodillé, y me puse a rezar con la intensidad de quien es consciente de que ya no puede hacer más a fuerza de brazos. Y creí quedarme tranquilo.

Aquí llegaron los regalos de una Primera Comunión

… y a la sorpresa.

Al volver a mi despacho, consulté el móvil. Había entrado un correo electrónico informando de una donación de 2.000€ que me enviaba una familia de Bilbao porque les había salido un negocio y querían apoyar.

Por la noche entró otro correo. Era un tal Rubén. Contaba que trabaja en una agencia de viajes que quiere abrir un tour por Kenia. Que vio nuestra web y que les ha gustado tanto que querrían aportar parte de sus beneficios.

Y luego Javier, que se olvidó pasar de donar en la antigua cuenta a la nueva, que quería retomar y ponerse al día enviando lo que no había mandado en 16 meses, que ese era su compromiso y que lo haría encantado.

Y un correo de Peter, un chico de padre keniano y madre española que vive en un colegio mayor de Pamplona, y que querrían organizar una fiesta benéfica para Karibu Sana. Y uno de mis alumnos, antiguo de un colegio de Madrid, que podría proponer a una de esas clases tomar a Karibu como objetivo solidario.

Y una llamada de Alfonso, compañero lejano de colegio, con el que me encontré tras 30 años el pasado sábado, y que está muy interesado en colaborar con nosotros.

Y una inmobiliaria de Madrid que me dice que han vendido un piso de una persona a la que yo les presenté y que me quieren entregar parte de su beneficio como agradecimiento.

Y dos primeras comuniones de niño y niña de Madrid y Alicante que han enviado lo que hubieran sido sus regalos en forma de ayuda.

Y todo en una tarde, sin yo hacer nada, en un extraño momento de desánimo… A Dios gracias.

PD: Hoy es el tercer cumpleaños de Moses Javier, otra bendición del Cielo.

PPD: Gratísima reunión con Clara y Leire, ya decididas a construir en Kwetu una casa dormitorio para niños que acaben el programa de reinserción y quieran acabar la Primaria en el colegio al que están acostumbrados.

La aventura de Karibu Sana continúa…, a toda marcha

Buenos días. Hacía tiempo que no escribía. En parte porque acabo de cambiar de trabajo y los aterrizajes llevan un tiempo. En parte porque teníamos en marcha varias gestiones y merecía la pena esperar a que se asentaran para informaros de ellas.

 

Salim, el operado

Primero os pongo la foto de Salim.

Es un niño de Kwetu Home of Peace que se fracturó una mano por varios lugares. Le operaron una vez (¡4.000€!) y se la dejaron fatal: mucho dolor y muchas lágrimas. Y como no tenían dinero para pagar una nueva operación (les pedían, en otro hospital, 1.000€ para empezar a hablar) tuvieron que retrasar la intervención. esta tuvo lugar hace tres días y parece que ha salido bien. Le he pedido a Sister Carol que busque un abogado para reclamar daños y prejuicios al primer hospital, si fuera necesario. Le he dicho también que ayudaremos en lo posible a cubrir parte de los gastos.

Abajo, Gabriel y María (de FPS). Arriba, Diego (FPS), Miguel, Macarena (FPS) y Jorge

La segunda foto es de una reunión

… que tuvimos el viernes pasado en la Fundación Promoción Social. Gabriel y Miguel se dedica, cada uno por su cuenta, a temas de bienestar y de psicología positiva. Coincide que ambos (junto con sus mujeres) llevaban tiempo pensando en organizar sendas fundaciones porque creen que sería bueno darle una salida social al fruto de su trabajo: quieren ayudar. Nos conocimos. Les conté lo que quiero hacer con los niños de la calle que terminan en Kwetu (llevar a cada uno de ellos a un internado para que no vuelvan a la calle) y les ha interesado muchísimo.

Tened en cuenta que se trata de un proyecto que cada año necesita cubrir la educación de al menos 30 niños nuevos sin que los anteriores hayan todavía terminado su educación. Empezamos en 2019 con 30 (30.000€). El resultado es espectacular: el 100% sigue en el colegio. El año anterior, pasados dos meses desde que dejaron Kwetu y volvieron con sus ‘familias’, el 70% de los niños estaba de vuelta en la calle porque el ambiente de violencia y desestructuración de sus chabolas era insostenible. En 2020 necesitaremos para esto el doble de dinero (60.000€) y en 2021 el triple (90.000). Además de a Gabriel y Miguel nos vendría muy bien más gente: no dejes de ayudarnos.

La tercera muestra a Alex y a Ana

… (todavía con pelo a la ‘africana’) reunidos conmigo tras su experiencia de 15 días organizando un campamento en Nairobi para 180 niños y niñas del barrio de chabolas. Han trabajado mucho, han conseguido que esos niños comieran todos los días durante su periodo de vacaciones, y que se divirtieran de lo lindo con el material de plástica que nos donó MacroPaper, y les han llevado también a Nakuru Park, donde muchos de esos niños por primera vez vieron animales salvajes. Además, al ser apoyados por los profesores del colegio, estos consiguieron recibir un sueldo que no suelen tener en su mes de vacaciones. Ha sido una ayuda buena, necesaria y multifacética. Ahora Alex y Ana están promoviendo entre sus amigos y familiares la consecución de becas para escolares.

La cuarta enseña la primera cosecha de tomates

… en la granja que ayudamos a construir en Kwetu. Ya han empezado a tener ingresos por venta de comida en Nairobi, aparte de que los niños comen cada vez más barato y más sano.

¡Haremos algo grande por los más pequeños!

La quinta es Clara Purroi,

arquitecto y consultora además de fundadora de ‘Building the Future’, una iniciativa por la que han construido ya una escuela junto a Nairobi National Park. Nos conocimos en Kenia y estamos trabajando juntos en un proyecto precioso: que ella y su gente (arquitectos y alumnos de la Universidad de Navarra) diseñen, financien y construyan una casa de alojamiento para algunos niños que acaban en Kwetu y que todavía están cursando la Primaria.

La construiríamos en la parcela de Kwetu en Ruai, de modo que esos niños puedan seguir en sus colegios y en ese ambiente (el de Kwetu) en el que han encontrado seguridad y cariño tras meses o años de sufrimiento. Además, sería una gestión mucho más económica que enviarles a todos a internados. La idea inicial es construir de forma modular, y así ir aumentando el tamaño solo si aumentan las necesidades y si se gestiona bien. Comenzaría con una casa para 20/25 chavales. A Kwetule ha interesado muchísimo, una de las mejores empresas de construcción en Nairobi quiere colaborar con nosotros, y en breve comenzarán a echarnos una mano en la gestión de permisos de construcción.

Y mientras un montón de gente sigue ayudando a Karibu Sana con sus aportaciones mensuales, con una Primera Comunión, con ayudas puntuales y con sus oraciones. ¡Casi nada!

Por cierto, la foto de portada es una Virgen que dibujó la tía de un amigo mío de Barcelona que es sacerdote en Camerún. Se la he tomado prestada: bajo su manto cabemos todos…

Actividades en el mes de agosto

200 niños al campamento de Kibera

Llega el necesario descanso. En Kenia también: los alumnos de colegios tienen ahora tres semanas de vacaciones. Para aprovecharlas, hemos organizado un campamento en Kibera, el barrio de chabolas más grande de África.

Lo montan y dirigen Alex y Ana, Carabanchel y Móstoles, consultor y experta en historia del arte. Nos ha ayudado Juan Carlos, de la empresa Makro Paper, distribuidora de material de oficina y de plástica. Nos ha hecho una donación más que suficiente para llenar de plastelina y rotuladores a los 200 niños que van a participar.

Ana y Alex: ya tenemos todo preparado

Con Alex y Ana estarán 12 profesores, la cocinera, la directora y el guarda del colegio. Son en parte otra razón para haber organizado este plan: para ellos es la ocasión de ganarse un sueldo que no reciben en tiempo de vacaciones. Así podrán afrontar pagos de renta y de comida. Como podéis suponer, hablamos de un sueldo muy pequeño.

Alex y Ana han pedido dinero a sus familiares, amigos, empresa… Además se han rascado el bolsillo para el billete. Todo lo que han obtenido va al campamento: alquileres de autobús para llevarse a los niños de excursión, pagos de salarios, compra de pintura para adecentar la escuela. compra de material de juegos (combas, balones, redes, etc.). Los niños lo esperan como agua de Mayo. Eso me decía el otro día Blessings, de siete años. Además así les garantizamos que aprovechan el tiempo en vacaciones, que se divierten y que comen al menos dos veces al día.

Alex y Ana van a gastar en esto sus vacaciones. Son enormemente generosos. Rezad un poco por ellos y seguid apoyando a Karibu Sana.

30 de Kwetu que nos esperan

¡En enero nos esperan 30 niños nuevos de Kwetu! Por decirlo en cifras, unos 30.000€ que hay que conseguir. Lo bueno es que no podemos no conseguirlos: me decían el otro día que estos niños andan preocupados porque acaban su tiempo de dos años en Kwetu y tienen miedo de volver a la calle. Si les llevamos a internados eso no va a pasar. Y no va a pasar.

PD: Mañana me reúno con una Fundación que están interesados en ayudar.

Os deseo un feliz mes de agosto.

¡Vamos a por esos 30! ¡Cambiamos el mundo con educación!

19 cajas, 120 kg y un mural

Las cajas

Hace tres días nos llegó una donación magnífica. Mi amigo Juan C., que es distribuidor de papelería a gran escala, no dudo un segundo en apoyar la iniciativa de Alex y Ana, que han organizado un campamento de verano en Kibera, para los niños y niñas de Desert Streams. Será en agosto y participarán más de 200 pequeños que durante esos días tienen vacaciones. Así aseguramos que hacen cosas divertidas y que comen todos los días al menos dos veces. Se lo van a pasar bomba. Mil gracia<s a Juan C. y a Makro Paper. Eso sí, nos hemos encontrado con 19 cajas que en total pesan 120 kilos. Ahora les queda a Ana y Alex negociar con la aerolínea y con la frontera de Kenia. Pero cualquier lío por esos niños.

Alex desbordado de rotuladores y cartulinas

 

El mural

Y Alfonso está pasando un mes en Kwetu, echando una mano a los niños de la calle. Como sabe pintar, ya ha preparado un primer mural gigante (varias decenas de metros cuadrados) que alegra la gran sala de los que están en la casa grande de Ruai. Colores, árboles y cebras.

Y estamos en la fase final de una convocatoria de ayudas. Hay seis proyectos y seleccionan tres. ¿Será esta la vez? ¡Ojalá!

Un buen tamaño, una gran idea

La petición

No lo olvides: cada persona que animas a colaborar con nosotros es un nuevo niño yendo al colegio y viviendo mejor.

¡Gracias!

Más de Kenia: bailando con 3.000 niños de Kibera

Un colegio del campo

Tras la estancia en la granja de Ruai con Kwetu Home of Peace y sus 67 niños me llevaron a visitar un colegio nacional en la zona del campo. Las clases de los del último curso de primaria (8º) eran decentes: 48 alumnos en cada una de las dos. En cambio en los cursos inferiores (hasta 7º) las clases eran de hasta 97: habitaciones hiperpobladas, sin espacio entre los niños, ausencia de electricidad, el patio lleno de barro, un edificio del que había construidas dos paredes («El resto se lo han debido comer los del ministerio. Nadie ha vuelto a venir durante un año»). Entre tanto cientos de niños rodeaban al visitante blanco y cantaban a su alrededor.

Dos aulas en una (y con 97 alumnos)

En Desert Streams

Llegué a Nairobi. Enseguida me acerqué a Desert Streams, el colegio de Judy Oloo. Me enseñó las dos habitaciones que han montado con nuestra ayuda para dar refugio a niños y niñas en especial riesgo de exclusión (malos tratos, pobreza, vida en la calle). En seguida vi que tenemos que apostar por mejorar un poco más sus condiciones de vida, aunque los beneficiarios me aseguraron que se encuentran mucho mejor que nunca: seguridad, comida, la alegría de los jóvenes cuando están juntos.

Jomba en su nueva habitación

Cuerpos de baile

Muchos niños nos rodeaban. En concreto estaban preparando un festival de danza que tendría lugar para todos los colegios de Kibera. Les acompañe a la competición. El colegio Desert Streams no lo hizo mal, pero sobre todo tenía a los bailarines más graciosos y guapos del contorno: camisetas amarillas y nuevas, pantalones negros, un toque de rojo… y la excitación por un plan extraordinario. Sumando los de los otros colegios podrían ser más de 3.000. Una ocasión estupenda para conocer a otra gente, comer helados de unos céntimos, salir de la repetición de lo cotidiano. Yo era el único blanco del contorno, y a todos les hacía especial ilusión que me acercara a verles y a aplaudirles. Una maravilla esa inmersión en ese contexto nuevo.

Con el grupo de danzantes de Desert Streams

En casa con Moses Javier

Acabado el baile marché a casa de los Oloo. Compré una tarta para volver a celebrar mi 50 cumpleaños. Hablé largo y tendido con el matrimonio sobre cómo seguir nuestra colaboración: estoy empeñado en que sean capaces de conseguir otras fuentes de ayuda (en Kenia y en Estados Unidos) porque de otro modo se harían dependientes de nosotros y eso ni les ayudaría, ni sería sostenible, ni es el modelo de Karibu Sana. «A nosotros nos interesa pagar colegios de niños, pero no nos ocupamos de los colegios mismos. Tenéis que crear un plan de negocio», les decía.

Salima, todo un descubrimiento

Los Oloo cuidan de Moses Javier, un niño al que ‘adopté’ hace dos años y medio y que es un torrente de alegría y de genio (lo quiere todo y lo quiere ya, como buen niño). Me reí con él y con su hermano Wonderful, que casi se vuelven locos de alegría con los Lego que les regalé y que despreciaron olímpicamente los dos peluches que creía que les encantarían.

Moses Javier conduciendo en la vida, con su hermano

Por cierto, en Desert me reuní con Victor, el primer niño de Karibu Sana. Ya tiene 16, es muy alto y muy elegante. Me llamó la atención lo que ha mejorado su inglés, las notas que saca, su serenidad y el convencimiento de que es una realidad que hemos cambiado su vida. A él y a tantos.

Victor, ya tan mayor

Noticias del viaje a Kenia y creatividad para donar

Acogieron y despidieron a su padre

Me recogieron en el aeropuerto Sister Carol y un nutrido grupo de niños de Kwetu Home of Peace. Venían de Ruai, la casa grande, donde ahora mismo están 67 niños rescatados de la calle que van a la escuela.

Autosuficiencia: corte de pelo radical

Tras dormir un rato comenzó el trabajo. Me llevó Sister Carol con una nube de niños (era sábado: sin clases) a ver las instalaciones. En Ruai hemos ayudado mucho desde Karibu Sana. Primero, poniendo dinero para reorganizar las habitaciones y hacerlas mucho más amables. Los dormitorios están ahora organizados siguiendo las edades de los niños (desde los 7 hasta los 16) de forma que estén en grupos coherentes. Cada uno de los dormitorios (unas cuantas literas, además de armarios para las pocas pertenencias de los chicos) ha sido decorado con diferentes colores.

Jugando en la granja de Kwetu
Jugando en la granja

También hemos colaborado en la reparación de los baños. La fosa séptica estaba llena, y mal diseñada, y necesitaban una reparación urgente. Es la primera de mis visitas en que aquello no huele…, y solo eso ha sido maravilloso.

Todo simpatía

Nuestra principal inversión en Ruai es la granja. Tienen terreno, que pertenece a la Archidiócesis, pero estaba mal aprovechado. Además el suelo no es bueno (una tierra negra que es demasiado salada) y la sequía es una amenaza constante. Contratamos a un ingeniero agrónomo (Elphas) y el plan en marcha ya ha conseguido levantar seis invernaderos, están construyendo un nuevo establo para las vacas de leche, han comprado tierra más apta para el cultivo (red soil), se ha instalado un sistema de riego por goteo, se han trasladado unos tanques de agua además de los que compremos, etc. Elphas es eficaz: va consiguiendo ahorrar algo de todas las partidas. Sister Carol, por su parte, lleva un buen control de los dineros de la granja. En principio en septiembre aparecerá la primera cosecha importante de tomates, y ya venden leche al vecindario. El siguiente objetivo es conseguir fondos (no de Karibu Sana) para desalar el agua y usarla ellos y venderla económica a los vecinos. También quieren hacer crecer su dispensario médico: los sueños no faltan.

Elphas y Sister Carol: la granja nos hará sostenibles

Y los niños de Kwetu están que se salen: cariñosos, aplicados en su estudio, con ganas de mejorar su vida. ¿Sabéis que el 100% de los que ayudamos a continuar sus estudios en internados sigue en el colegio? Antes, cuando al acabar en Kwetu volvían a casa, hasta un 70% regresaba a la calle por culpa de la pobreza y violencia estructural en sus familias. Son niños maravillosos y algunos de ellos han estado más de dos años viviendo en la calle, con todo lo que eso supone.

Domingo: a misa entre el barro a las 6,45 am

¿Seguimos ayudándoles?

Eso es lo que piensa mucha gente. Os cuento las últimas donaciones, todas de esta semana (¡lamentablemente no todas las semanas son siempre así!). Ya veréis cómo las donaciones pueden ser creativas.

  • Jaime, de 9 años, pidió por su Primera Comunión dinero para Karibu Sana. La única excepción fue su madrina. El resto de invitados (familiares, amigos…) escucharon su llamada. Nos envía 860 €. Además hizo un día espléndido y él estaba encantado con su traje de marinero y la ocasión de Comulgar dándolo todo.
  • La Compañía de Lucía, ese grupo de teatro amateur que hizo cuatro representaciones pensando en Karibu Sana, nos ha enviado la recaudación. Son todos estudiantes, becarios en sus primeros trabajos con sueldos de becarios, soñadores…, y nos han enviado 1.500€: ¡qué generosos!
  • Un sacerdote del País Vasco se va a marchar de misionero a un país de África que no es Kenia. Escuchó a Sister Carol hace dos semanas hablando de Kwetu y nos ha enviado 500€ para colaborar con estos niños de la calle.
  • Un colegio de Asturias, Peñamayor, decidió que lo que recolectaran por bebidas y comidas en su Fiesta de Fin de Curso vendría para Nairobi. Nos envían 680 euros.
  • Una particular me dio dinero para el viaje. Se ha transformado en zapatos, mochilas, botas de agua, sonrisas… y ahorro para seguir pagando colegios. Fueron 1.000€.
  • Me acaba de comunicar una familia que nos hacen su aportación anual de 300€, ganada con el sudor de sus pleitos pues tanto ella como él son abogados.
  • Mi amigo Rafa ha organizado un Concurso de Paellas Solidario en Vallecas. Tiene lugar mañana. Lo que recauden será para Karibu Sana. Además nos pondremos ‘morados’ en esa competición de arroces (prometo no cocinar…).
  • He ido a ver a mi médico de cabecera y se ha quedado con una tarjeta de Karibu Sana…
  • Sobre todo, vuestras aportaciones mensuales, nos sirven para que nuestros 153 alumnos y alumnas puedan seguir yendo a clase. En el viaje he visto a muchos que han estado ya tres años con nosotros: no solo han dado el estirón, sino que realmente hemos hecho una diferencia maravillosa en sus vidas. ¡Y nos queda tanto por hacer! Estos niños, que parecían estar a la espalda del mundo, gracias a ti tienen buenas razones para la esperanza.

La semana que viene cuento más.

Cuando te regalan 67 pares de botas de agua…

Honor, teatro, sentadillas

Decía Santo Tomás de Aquino que el ‘honor’ es algo que siempre es dado desde fuera. Cuando alguien se honra a sí mismo se reduce a ser un vanidoso. Por eso una declaración honorífica depende de la honradez y el valor de quienes la dan, aunque también reclame cierto valor objetivo en quién lo recibe. Por eso, el hecho que desde Kwetu Home of Peace decidan enviar un ‘Certificado de Apreciación’ a Karibu Sana es un gran motivo de alegría para todos. 125 niños rescatados de la calle nos agradecen a todos nosotros el esfuerzo que estamos haciendo, y nos invitan a continuar con él. Ahora mismo llevamos a 30 antiguos de Kwetu a colegios internos. El dato es asombroso: antes, el 70% de los que volvían con sus familias regresaban a la calle porque esas familias seguían sin recursos, o siendo nidos de violencia, etc. Ahora el 100% de los que hemos enviado al colegio siguen en la escuela: ¡ninguno se ha escapado! Eso sí, necesitamos 1.000 € anuales para el mantenimiento de cada uno. Por eso contamos contigo para que traigas algún donante de tus familiares o amigos.

Tomás y Marta, preparando su teatro

Las seis representaciones de teatro (‘Los árboles mueren de pié’, ‘La sorpresa’) en el Arapiles 16 fueron un éxito. En varias ocasiones colgaron el ‘No hay billetes’, y la ilusión que pusieron los directores (Marta y Tomás) y los jóvenes actores fueron maravillosas. Su aportación va a ser un empujón grande para la educación de varios niños.

Miguel Camarena en plena explicación

Miguel Camarena es un conocido ‘YouTuber’ experto en temas deportivos y de salud. Tiene varios millones de seguidores, Y un corazón gigantesco. Hace unas semanas me confirmó que ha abierto una cuenta corriente a la que irán a parar un tanto por ciento de lo que vaya ingresando con sus negocios con la idea de hacer una buena aportación a la construcción de la escuela de Desert Streams. Yo me he puesto a hacer ‘sentadillas’ y ‘flexiones’ para solidarizarme con ese magnífico proyecto.

Sister Carol, una sonrisa genial por San Sebastián

Está por España Sister Carol, la extraordinaria directora de Kwetu Home of Peace. Es simpatiquísima, y ‘peligrosa’: su confianza en la Providencia es tal que cuando tres días antes de viajar le pregunté dónde iba a dormir se limitó a contestarme con voz risueña: ‘No lo sé’. Menos mal que mi hermano Miguel es hombre de recursos y le encontramos una residencia de monjas, que si no la veo convertida en una ‘Street Sister’. Ahora está por el norte de España buscando fondos para esos niños de la calle. Con personas así todo sale.

Jaime, de ocho años, me ha ofrecido los regalos de su Primera Comunión. Ayer cené con él y con sus padres. Corazón de oro todos en esa casa.

El libro que he escrito sobre Karibu Sana ya está en la editorial. Les encantó la idea y se encuentra en proceso de maquinación. El 100% de los derechos de autor irán para el Proyecto, y también algo de lo que gane la editorial. Iré informando en cuanto firmemos. Os aseguro que el libro merece la pena: según lo escribía yo me iba quedando asombrado.

Por último: el 7 de junio salgo hacia Nairobi. Será una semana escasa, pero vamos a poder darle un empujón a un montón de cosas. Sobre todo, vamos a seguir apostando por la educación de los más desfavorecidos.

¡Ayudadme a encontrar gente que quiera participar con nosotros!

Teatro para Karibu Sana

Marta y Tomás son amigos míos. Además son jóvenes, creativos, lanzados, encantadores… Y dirigen un grupo de teatro: ‘La Compañía de Lucía‘.

Este año, a falta de una, han decidido preparar dos obras. Por un lado, ‘Los árboles mueren de pie’, de Alejandro Casona, que dirige (con energía) Marta (días 10, 11 y 12 de mayo). Por otro, ‘La sorpresa’, de Chesterton, esta vez dirigida por Tomás (días 17, 18 y 19 de mayo).

Las van a representar en la Sala de Teatro ‘Arapiles 16’, de Madrid, un espacio perfecto por medios, ambiente y comodidad. Y las funciones van a ser benéficas: lo que saquen por las entradas, cubiertos los costes de producción, irá para ‘Red Madre’ (una iniciativa preciosa de cuidado de madres y bebés en peligro de exclusión) y Karibu Sana. La Sala de Teatro Arapiles 16 colabora dejándoles el teatro sin costo alguno.

Marta Páramo, que dirige ‘Los árboles mueren de pié’

Os encantarán las obras, disfrutaréis de la juventud y profesionalidad de los actores, y daréis un empujón a niños necesitados de Madrid y de Nairobi. Por supuesto, a través de la web de Karibu Sana, cabe también participar desde la Fila 0. Ojalá puedas venir.