Me ha llegado una carta de Samuel Omondi. Es un chico al que perdimos la pista hace cinco años, tras rescatarle de la calle, porque volvió a escaparse. Ha vivido estos cinco años su propio proceso: dormir en parques o tuberías, comer de cubos de basura, malas costumbres…, hace dos años comenzó a recapacitar y se puso a trabajar para un señor a cambio de techo y comida. Volvimos a conectar hace un año y le animé a recuperar la educación. Acaba de terminar la primaria (8º, 2º de la ESO) con 18 años. Ahora comenzará la Secundaria. Tiene excelentes capacidades y un nivel de inglés envidiable. Yo le veo un futuro inmenso por delante. Escribe:
«Te saludo en el nombre de Jesucristo. ¿Cómo estás? A mi, papá, las cosas me van francamente bien.
La principal razón para escribirte esta carta es la de darte las gracias a ti y a toda la gente que se ha esforzado para apoyarme en mi educación primaria. ¡Muchas gracias, y que Dios os bendiga y os permita que se cumplan los deseos de vuestros corazones! Os quería informar que he hecho el KCPE (el examen nacional de final de primaria) y que he pasado con buena nota.
Te quería pedir que me siguierais ayudando en los siguientes dos niveles educativos (secundaria y universidad). También quería decirte que el profesor que me admitió en su casa para vivir con él y con su hermano seguirá cuidando de mí en secundaria [se refiere a un profesor de su colegio, nosotros ayudamos económicamente porque Samuel es huérfano total]. La verdad es que me ha cogido mucho cariño y me ha invitado a ir con ellos a su pueblo la semana que viene.
Quería compartir mi gratitud y mi felicidad. De verdad que estoy más contento que un rey. Y toda esta alegría se debe a ti y a las personas que te ayudan con su apoyo para que podáis hacer este trabajo increíble.
Cuando pienso en mis sueños, en mis ambiciones, me doy cuenta de que pueden hacerse realidad. Sé que lo que vale es el trabajo duro. No sabes lo que agradezco también los cuidados de Judy Oloo [la directora del colegio, gran apoyo de Karibu Sana], una madre para mí, y la de Sara [Merguth, una profesora española que trabaja en Strathmore University y que nos ayudó a recuperar a Samuel] sin la que no estaría donde estoy.
Me maravilla cómo lo que habéis hecho ha mejorado mi vida. ¡Que Dios os bendiga a todos! Os quiero, y espero verte pronto. ¡Asante sana [muchas gracias], Javy!».
En estas semanas hemos asumido también la educación de una niña de doce años que estaba en una situación dramática de abusos. Ahora vive protegida por una institución magnífica y nos ocupamos de ella. Y de 430 niños y niñas más.
¡Gracias por ayudarnos a ayudarles a que cumplan sus sueños!